Empezamos el nuevo curso. Y si bien ninguno resulta igual que el anterior, todos somos conscientes que este curso es especial. Especial porque la pandemia ha alterado el funcionamiento normal de nuestras vidas. Pero con la tranquilidad que otorga el saber que los casi 4.000 alumnos de nuestros coles han vuelto a las aulas con alegría, optimismo y, por supuesto, seguridad.

Un término éste, “seguridad”, que cotiza al alza y que, en nuestro caso lo ha hecho posible el esfuerzo conjunto de docentes y familias y, por supuesto, el Personal de Administración y Servicios. Gracias a todos ellos, el juego en el patio, el estudio en el aula y las risas, momentáneamente ocultas bajo mascarillas, vuelven a ser protagonistas.

Si los colegios Juan Pablo II supieron estar a la altura cuando las circunstancias lo requirieron -a las 24 horas de comenzar el confinamiento ya funcionaban a pleno rendimiento on line– también han sabido adaptarse a un nuevo contexto que, lejos de ser normal, demanda respeto, pero siempre con esperanza.