QUIENES SOMOS

Somos un colegio concertado bilingüe desde los 3 años hasta Bachillerato,
de la Fundación Educatio Servanda.

QUIENES SOMOS

Somos un colegio concertado bilingüe desde los 3 años hasta Bachillerato,
de la Fundación Educatio Servanda.

FUNDACIÓN
EDUCATIO SERVANDA

La Fundación Educatio Servanda nace por la iniciativa de un grupo de familias cristianas, que deciden trabajar conjuntamente para edificar un modelo educativo propio, una educación que mira con amor a la persona y la eleva a su plenitud, en comunión con sus obispos.

Familia, enseñanza, ocio en el tiempo libre y presencia pública son los cuatro son los pilares que sustentan acción de la Fundación.

FUNDACIÓN EDUCATIO SERVANDA

FUNDACIÓN
EDUCATIO SERVANDA

La Fundación Educatio Servanda nace por la iniciativa de un grupo de familias cristianas, que deciden trabajar conjuntamente para edificar un modelo educativo propio, una educación que mira con amor a la persona y la eleva a su plenitud, en comunión con sus obispos.

Familia, enseñanza, ocio en el tiempo libre y presencia pública son los cuatro son los pilares que sustentan acción de la Fundación.

FUNDACIÓN EDUCATIO SERVANDA
¿QUÉ QUEREMOS?

Ayudar verdaderamente a las familias en la hermosa tarea de educar a su hijo fundada en la Verdad, centrado en la persona y con el objetivo final que lleve a cada alumno, a descubrir la Belleza para poder tener un encuentro personal con la Trascendencia.
Enseñar a cada alumno a ser verdaderamente libre y responsable, promoviendo en él una conciencia crítica que le permita analizar, discernir e interpretar con rigor el mundo que le rodea.

¿QUÉ QUEREMOS?

Ayudar verdaderamente a las familias en la hermosa tarea de educar a su hijo fundada en la Verdad, centrado en la persona y con el objetivo final que lleve a cada alumno, a descubrir la Belleza para poder tener un encuentro personal con la Trascendencia.
Enseñar a cada alumno a ser verdaderamente libre y responsable, promoviendo en él una conciencia crítica que le permita analizar, discernir e interpretar con rigor el mundo que le rodea.

CARTA DEL DIRECTOR
Pedro Manuel Castro Gutierrez

Estimada familia,

Las hermanas del Santo Ángel de la Guarda desempeñaron a lo largo de más de 150 años una labor educativa ejemplar en Puerto Real. Muchas generaciones de niñas y niños han pasado a lo largo de todos estos años por sus aulas.

Muchas hermanas han consagrado sus vidas y se han entregado en cuerpo y alma a la maravillosa tarea de educar a miles de puertorrealeños. Su objetivo: hacer de esos niños verdaderos discípulos de Cristo. Porque, en definitiva, para los cristianos, el único y verdadero Maestro es Cristo. Y Él es el único que puede enseñarles a nuestros hijos el camino hacia una vida plena y feliz. ¿No es eso lo que los padres queremos para nuestros hijos?

Desde septiembre del 2016, la Fundación Educatio Servanda ha asumido la titularidad del colegio que ha pasado a denominarse Colegio Juan Pablo II- Puerto Real. Quienes integramos la Fundación no somos religiosos: somos fieles laicos que queremos servir a Dios y a la Iglesia en el ámbito educativo. Y por eso llegamos a Puerto Real: en respuesta a la llamada que don Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta, nos hizo cuando las hermanas plantearon que tenían que dejar su labor en el centro. Nuestro reto consiste en asegurar que este colegio siga siendo un colegio confesionalmente católico y un buen colegio, como lo ha sido hasta ahora; y que las familias de Puerto
Real sigan teniendo la posibilidad de educar a sus hijos en nuestro Colegio. Pero, ¿qué objetivos nos planteamos?

En primer lugar, queremos acompañar a nuestros alumnos en su proceso de crecimiento como personas. Y para crecer, así como las plantas necesitan agua y sol, las personas necesitamos amor. Este colegio es pequeño, familiar. Aquí nadie pasa desapercibido y todos se conocen por su nombre. Y así debe seguir siendo. Los padres y profesores queremos lo mismo: que los niños vengan al colegio felices y se sientan acogidos, respetados, queridos tal y como son, cada uno con sus virtudes y sus defectos; todos únicos, insustituibles, irremplazables.

Y queremos, además, que los niños aprendan, que en eso consiste buscar la verdad. Queremos que aprendan los principios de las ciencias, para que puedan conocer el mundo, la naturaleza y el cosmo. Queremos que aprendan de las artes, para educar el gusto de los niños y enseñarles a valorar todo lo que es bello y bueno y a rechazar lo vulgar y lo malo. Queremos que aprendan de las ciencias sociales los grandes logros de la humanidad y también los errores y las atrocidades de las que ha sido capaz el ser humano, para que no vuelvan a repetirse. Queremos que nuestros alumnos aprendan que las lenguas son instrumentos de comunicación y de entendimiento que les abran las puertas a un mundo cada vez más globalizado.

En otro orden de cosas, es verdad que vivimos en un mundo donde abunda el mal y el sufrimiento: el paro, la crisis económica, la corrupción… Hay tanto mal, tanto dolor a nuestro alrededor que a veces podemos caer en la desesperación y pensar que esto no tiene arreglo, que la vida no tiene sentido, que aquí prevalece la ley de la selva y que el poderosos siempre va a pisotear al más débil. Pero nosotros tenemos una visión cristiana de la vida, que es la que queremos transmitir a nuestros alumnos. Y tenemos esperanza y creemos que la vida tiene sentido y que la historia no camina hacia su perdición, sino hacia su salvación. Nosotros creemos que el mundo puede cambiar, que podemos hacer entre todos un mundo mejor y más humano. Pero no con nuestras solas fuerzas, sino con la ayuda de Dios.

Jesús entregó su vida en la cruz y resucitó (esa es nuestra fe). Y eso lo cambia todo. Porque con su muerte y su resurrección la historia ha cambiado. Ahora sabemos que Dios es amor. Y que el Amor es más fuerte que el mal y que la muerte. Que Dios es un Padre bueno dispuesto a perdonarnos y a darnos la mano para levantarnos cada vez que caemos; y a curarnos del mal y del egoísmo que no esclaviza. Con la ayuda de Dios, con su gracia, lo podemos todo. Sin Él, no podemos nada.

Nuestra Verdad es la verdad del amor. La fe se propone, no se impone. Y Dios nos ha creado libres para que optemos por el bien, por la verdad y por la belleza; pero sin forzarnos: ningún padre puede obligar a sus hijos a que lo quieran. Pero un padre quiere sin condiciones a sus hijos. Por eso nos pide que nos convirtamos: que nos dejemos transformar por Él a través de los sacramentos y de la oración: que vivamos como hijos suyos, amándolo a Él y amando a quienes nos rodean cada día: a nuestro prójimo. Por eso queremos llevar a nuestros alumnos a Cristo, conducirlos a Él. Porque sólo Él los puede hacerlos santos para que el mundo a nuestro alrededor sea más

justo, más humano, más habitable. Queremos que nuestros alumnos sean honrados, buenos, responsables; verdaderamente libres, para que opten por el bien y rechacen el mal. Queremos que nuestros alumnos desarrollen al máximo sus capacidades para que las pongan al servicio de los demás, porque en el mundo hay mucho dolor, mucho sufrimiento y necesita hombres y mujeres que sean verdaderos discípulos de Cristo, verdaderos santos, que den de comer a los hambrientos, que acojan al emigrante; que curen a los que sufren, que pongan paz donde haya guerra y alegría donde cunda la amargura; que sean signos de esperanza en medio de este mundo. Y eso sólo lo podemos conseguir si vivimos unidos a Cristo, que se nos hace realmente presente en la Eucaristía y nos alimenta con su cuerpo y con su sangre para que nosotros podamos formar parte de su familia: carne de su carne y sangre de su sangre.

Juan Pablo II nos llamaba a construir la civilización del amor y a combatir la cultura de la muerte ( o del descarte, como le gusta decir al Papa Francisco). Nuestro Colegio, desde su humildad y su pequeñez, quiere ser un instrumento para construir esa civilización del amor desde el ámbito educativo. Humilde, pequeña y pobre era también nuestra Madre, la Virgen María. Ella le dio un sí a Dios y un sí cambió la Historia y el mundo. Nosotros queremos ser también un sí humilde y pobre a ese Dios que derriba a los poderosos y a los soberbios y enaltece a los pobres; que colma de bienes a los hambrientos y a los ricos los despide sin nada.

Que Nuestra Señora de Lourdes, Patrona de Puerto Real, interceda por nosotros y bendiga y proteja a toda la gran familia del Colegio Juan Pablo II- Santo Ángel.

CARTA DEL DIRECTOR

Pedro Manuel Castro Gutierrez

Las hermanas del Santo Ángel de la Guarda desempeñaron a lo largo de más de 150 años una labor educativa ejemplar en Puerto Real. Muchas generaciones de niñas y niños han pasado a lo largo de todos estos años por sus aulas.

Muchas hermanas han consagrado sus vidas y se han entregado en cuerpo y alma a la maravillosa tarea de educar a miles de puertorrealeños. Su objetivo: hacer de esos niños verdaderos discípulos de Cristo. Porque, en definitiva, para los cristianos, el único y verdadero Maestro es Cristo. Y Él es el único que puede enseñarles a nuestros hijos el camino hacia una vida plena y feliz. ¿No es eso lo que los padres queremos para nuestros hijos?

Desde septiembre del 2016, la Fundación Educatio Servanda ha asumido la titularidad del colegio que ha pasado a denominarse Colegio Juan Pablo II- Puerto Real. Quienes integramos la Fundación no somos religiosos: somos fieles laicos que queremos servir a Dios y a la Iglesia en el ámbito educativo. Y por eso llegamos a Puerto Real: en respuesta a la llamada que don Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta, nos hizo cuando las hermanas plantearon que tenían que dejar su labor en el centro. Nuestro reto consiste en asegurar que este colegio siga siendo un colegio confesionalmente católico y un buen colegio, como lo ha sido hasta ahora; y que las familias de Puerto
Real sigan teniendo la posibilidad de educar a sus hijos en nuestro Colegio. Pero, ¿qué objetivos nos planteamos?

En primer lugar, queremos acompañar a nuestros alumnos en su proceso de crecimiento como personas. Y para crecer, así como las plantas necesitan agua y sol, las personas necesitamos amor. Este colegio es pequeño, familiar. Aquí nadie pasa desapercibido y todos se conocen por su nombre. Y así debe seguir siendo. Los padres y profesores queremos lo mismo: que los niños vengan al colegio felices y se sientan acogidos, respetados, queridos tal y como son, cada uno con sus virtudes y sus defectos; todos únicos, insustituibles, irremplazables.

Y queremos, además, que los niños aprendan, que en eso consiste buscar la verdad. Queremos que aprendan los principios de las ciencias, para que puedan conocer el mundo, la naturaleza y el cosmo. Queremos que aprendan de las artes, para educar el gusto de los niños y enseñarles a valorar todo lo que es bello y bueno y a rechazar lo vulgar y lo malo. Queremos que aprendan de las ciencias sociales los grandes logros de la humanidad y también los errores y las atrocidades de las que ha sido capaz el ser humano, para que no vuelvan a repetirse. Queremos que nuestros alumnos aprendan que las lenguas son instrumentos de comunicación y de entendimiento que les abran las puertas a un mundo cada vez más globalizado.

En otro orden de cosas, es verdad que vivimos en un mundo donde abunda el mal y el sufrimiento: el paro, la crisis económica, la corrupción… Hay tanto mal, tanto dolor a nuestro alrededor que a veces podemos caer en la desesperación y pensar que esto no tiene arreglo, que la vida no tiene sentido, que aquí prevalece la ley de la selva y que el poderosos siempre va a pisotear al más débil. Pero nosotros tenemos una visión cristiana de la vida, que es la que queremos transmitir a nuestros alumnos. Y tenemos esperanza y creemos que la vida tiene sentido y que la historia no camina hacia su perdición, sino hacia su salvación. Nosotros creemos que el mundo puede cambiar, que podemos hacer entre todos un mundo mejor y más humano. Pero no con nuestras solas fuerzas, sino con la ayuda de Dios.

Jesús entregó su vida en la cruz y resucitó (esa es nuestra fe). Y eso lo cambia todo. Porque con su muerte y su resurrección la historia ha cambiado. Ahora sabemos que Dios es amor. Y que el Amor es más fuerte que el mal y que la muerte. Que Dios es un Padre bueno dispuesto a perdonarnos y a darnos la mano para levantarnos cada vez que caemos; y a curarnos del mal y del egoísmo que no esclaviza. Con la ayuda de Dios, con su gracia, lo podemos todo. Sin Él, no podemos nada.

Nuestra Verdad es la verdad del amor. La fe se propone, no se impone. Y Dios nos ha creado libres para que optemos por el bien, por la verdad y por la belleza; pero sin forzarnos: ningún padre puede obligar a sus hijos a que lo quieran. Pero un padre quiere sin condiciones a sus hijos. Por eso nos pide que nos convirtamos: que nos dejemos transformar por Él a través de los sacramentos y de la oración: que vivamos como hijos suyos, amándolo a Él y amando a quienes nos rodean cada día: a nuestro prójimo. Por eso queremos llevar a nuestros alumnos a Cristo, conducirlos a Él. Porque sólo Él los puede hacerlos santos para que el mundo a nuestro alrededor sea más

justo, más humano, más habitable. Queremos que nuestros alumnos sean honrados, buenos, responsables; verdaderamente libres, para que opten por el bien y rechacen el mal. Queremos que nuestros alumnos desarrollen al máximo sus capacidades para que las pongan al servicio de los demás, porque en el mundo hay mucho dolor, mucho sufrimiento y necesita hombres y mujeres que sean verdaderos discípulos de Cristo, verdaderos santos, que den de comer a los hambrientos, que acojan al emigrante; que curen a los que sufren, que pongan paz donde haya guerra y alegría donde cunda la amargura; que sean signos de esperanza en medio de este mundo. Y eso sólo lo podemos conseguir si vivimos unidos a Cristo, que se nos hace realmente presente en la Eucaristía y nos alimenta con su cuerpo y con su sangre para que nosotros podamos formar parte de su familia: carne de su carne y sangre de su sangre.

Juan Pablo II nos llamaba a construir la civilización del amor y a combatir la cultura de la muerte ( o del descarte, como le gusta decir al Papa Francisco). Nuestro Colegio, desde su humildad y su pequeñez, quiere ser un instrumento para construir esa civilización del amor desde el ámbito educativo. Humilde, pequeña y pobre era también nuestra Madre, la Virgen María. Ella le dio un sí a Dios y un sí cambió la Historia y el mundo. Nosotros queremos ser también un sí humilde y pobre a ese Dios que derriba a los poderosos y a los soberbios y enaltece a los pobres; que colma de bienes a los hambrientos y a los ricos los despide sin nada.

Que Nuestra Señora de Lourdes, Patrona de Puerto Real, interceda por nosotros y bendiga y proteja a toda la gran familia del Colegio Juan Pablo II- Santo Ángel.

EQUIPO

La educación católica consiste sobre todo en comunicar a Cristo, en coadyuvar a que se forme Cristo en la vida de los demás
SS Juan Pablo II

Lo que otorga el valor añadido a las personas que trabajan en el Colegio Juan Pablo II no es solo la calidad de su formación académica, sino el valor infinito que se reconocen en cada alumno.

Todo el equipo de profesionales que formamos el colegio, estamos comprometidos con una vocación de entrega a nuestros alumnos y sus familias.

EQUIPO DIRECTIVO

EQUIPO

La educación católica consiste sobre todo en comunicar a Cristo, en coadyuvar a que se forme Cristo en la vida de los demás
SS Juan Pablo II

Lo que otorga el valor añadido a las personas que trabajan en el Colegio Juan Pablo II no es solo la calidad de su formación académica, sino el valor infinito que se reconocen en cada alumno.

Todo el equipo de profesionales que formamos el colegio, estamos comprometidos con una vocación de entrega a nuestros alumnos y sus familias.

EQUIPO DIRECTIVO

Pedro Manuel Castro Gutierrez
 Director

Doña Ana Maria Benitez Fernández
Jefa de Estudios

Doña Verónica Moreno Gonzalez
Adjunta a Jefatura de Estudios

Doña Gema Colón Arellano
Secretaría

Educar integralmente

El Colegio Juan Pablo II de Puerto Real es un centro concertado bilingüe que quieren educar integralmente a la persona, desde Infantil hasta Bachillerato.
La educación es concertada para los niveles de Infantil, primaria y secundaria, desde los tres hasta los dieciséis años.

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